Campeonato en el Real Club de Sevilla Golf.

Este campo de golf es uno de los imprescindibles para poner una cruz de haber jugado, al menos, una vez en la vida del golfista.

Las vistas desde la Casa Club, desde la terraza del restaurante, son preciosas y espléndidas. Al ver el campo tan apacible, nada parece indicar que puede ser una gran pesadilla. Tenía referencias de un campo con mucha agua donde debes de venir provisto de bolas. El excesivo slope (los golpes de más a tu hándicap) del campo indicaba que no iba a ser fácil.

Inauguramos el recorrido en la ronda de entrenamiento, Isabel, María Cervera, María Vainio (la fotógrafa) y yo. Con un calor de pleno verano y con palmeras altísimas que recuerdan a los campos del sur próximos al mar.

En el hoyo 3 apareció el coco número uno del campo, el agua. Es un par 3 con un gran lago pegado al green. El viento influye mucho en el palo que debes elegir. Cómo siempre creo que es mejor no abusar de exceso de confianza, y usar un palo mayor sin forzar.

En la primera vuelta el agua no vuelve a ser importante hasta el hoyo 9, con el tiro a green. Sin embargo, creo que el coco para muchas jugadoras estuvo en la sacada de los bunkers y en la gestión del putt en los greens.

Fue decisiva la ronda de entrenamiento y el stroke saver que venden en el club para evitar los bunkers de calle en la salida con el driver. No se ven algunos o parece que no van a entrar tanto en juego, hasta que la bola bota y la atrapa la arena.

Para singularidad del campo, los taluds de los bunkers -bastante profundos- son de hierba. Sin embargo, aunque debería de dar confianza al jugador, ya que allí se podrían quedar las bolas si la sacada no es tan buena. Sólo es un efecto visual sin consecuencia favorable para el juego. Evité caer en ellos todo lo que pude, después de ver a una compañera con hándicap muy bajo y con experiencia, anotarse más de un diez en un par 3 (el hoyo 7).

Los greens no recibían, así que un golpe bueno se podía ir a un bunker posterior del hoyo o alejarse tanto de la bandera que estabas en territorio de tres putts.

Por supuesto que para este nivel de campo, los greens tienen un tamaño bastante considerable para que se jueguen grandes eventos de profesionales y rápidos.

La segunda vuelta es más difícil que la primera, más agua y más control del juego. También los hoyos son más largos. Recordaré siempre el hoyo 16, por lo bien que jugué. Después de haber fallado un segundo golpe de aproximación con el híbrido me quedaba 120 a green. Volví a elegir el mismo palo y tiré sin miedo con todo el agua por delante. Aterricé en green pero lejos de bandera aunque me supo a par.

No perdí ninguna bola en agua en torneo, pero lo peor de mi juego fue lo que hasta ahora consideraba mi fuerte, el chip. No se que me pasó, sería el terreno o la sensación de que el green no retenía, pero o me quedaba corta o disparaba los brazos. Creo que no hice ningún approach y putt en los tres días.

El segundo día tuve una partida estupenda, Ana y Carmen, que demostraron que competir no está reñido con ser agradables y pasarlo bien.

Quedé la octava de 60 jugadoras senior que competíamos por el triunfo, con 92 y 93 golpes. Además este torneo es el primero puntuable para la Marisa Sgaravatti por lo que he adquirido 5 puntos bastante aceptables.

Si pensáis ir, alojaros en el hotel Sevilla Green Suites, pegado al club, nuevo y con calidad de cinco estrellas. Y por último, cómo siempre, me lo he pasado estupendamente con las colegas, amigas y conocidas de otros torneos, que salimos a "golfear" y nos atrevemos a competir fuera de nuestro área de confort.