Cuando aprendes a conducir, se te acumula el trabajo: mirar por los espejos, pisar los pedales, manejar el embrague, etc., cuando te pones delante de una bola de golf, tu cabeza empieza a pensar: cuanto giro, hasta donde subo el palo, no levantes la cabeza, no te tires a la bola, saca los brazos, etc., terminas igual de estresado.
Conclusión: Si bebes no conduzcas y si piensas demasiado no hagas el swing (automatiza el swing).
Recomendación: una tienda/taller en Pozuelo
para diseñar tus propios palos.
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